Mensajepor Rivalpo » Dom Ene 12, 2014 7:26 pm
¿Cuánto puede tomar mi hijo?
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el azúcar constituya menos del 10% de la dieta diaria del niño, 10 gramos de azúcar por cada 100 gramos de comida. Los expertos han hecho sonar las alarmas tras haber constatado que la gran mayoría de alimentos dirigidos a los pequeños supera la cifra con creces. Cereales, galletas, zumos, yogures,... Nuestros niños crecen con la adicción al azúcar en su cuerpo, un comportamiento que sin duda les hará ser adultos menos saludables y totalmente adictivos a un ingrediente superficial con nulo valor nutricional. Además, más allá de la obesidad infantil, los expertos avisan: si su hijo va mal en el colegio lo primero que debe hacer es eliminar el azúcar de su dieta. Y es que el azúcar disminuye considerablemente la concentración del menor, eleva el riesgo de ira y hace que sus cambios de humor sean más inestables y variables, aseguran expertos en nutrición del Reino Unido. Seguro que muchos padres nunca se han parado a pensar en las consecuencias de recompensar a sus hijos con dulces.
Caramelo envenenado.
Su agradable sabor invade la boca otorgando una sensación de placer completa. Desde la punta más exterior de nuestra lengua hasta la oscuridad recóndita de la garganta, el azúcar se mete en nuestro cuerpo, causando una inmediata sensación de bienestar, desatando la serotonina, la conocida como la hormona de la felicidad, y activando las partes del cerebro asociadas con el bienestar. Es cierto, el azúcar proporciona felicidad, pero puede que a la larga contribuya a menguar la salud de nuestro cuerpo. Un caramelo envenenado. Un alimento natural, básico, que proporciona energía de forma inmediata, pero con la producción en masa de los últimos tiempos ha pasado de ser un capricho ocasional a invadir nuestras cocinas, hasta el punto de que lo encontramos en los alimentos más insospechados. Así que ya lo sabe, si quiere perder peso elimine el azúcar de su dieta. Ahora bien, esto es más fácil dicho que hecho porque en el mundo desarrollado se da la siguiente (extraña) circunstancia: el consumo de azúcar de mesa ha caído en picado, mientras que se ha disparado el uso de azúcares en productos elaborados e industriales. Es decir, ahora consumimos azúcar sin ser realmente conscientes de ello y ahí está el gran problema, según acaba de denunciar la campaña global Action on Sugar, que el azúcar se ha metido en nuestro metabolismo hasta hacernos depender de él sin nosotros siquiera saberlo.
Azúcar en todo.
¿Se puede llegar a imaginar que un café caramelizado con nata tamaño pequeño puede llegar a albergar hasta 11 cucharaditas de azúcar? ¿Y que una lata de Coca-Cola contenga nueve cucharaditas? Cuesta creer, ¿verdad? Fíjese hasta qué punto estamos enganchados al azúcar que según Action on Sugar incluso un yogur desnatado puede contener hasta cinco cucharaditas de azúcar. Encontramos azúcar en los yogures, y también en el pan, en los refrescos, en las verduras congeladas, en la comida enlatada, en la bollería, en la pasta, en la leche, en la salsa de tomate y en todo tipo de comida que sufra un proceso de elaboración, incluso en la conocida como comida light o zero y en la comida salada, la menos sospechosa de contener azúcar añadido. Verdad de la buena, aunque no se lo crea. Un auténtico imperio del azúcar donde sólo parece existir una clave para guiarse en este mar de confusión: si observa que alguno de los tres primeros ingredientes del alimento es el azúcar, manténgase alejado de él. Si de lo contrario, el alimento acaba plasmado en un plato ante sí y lo ingiere tenga en cuenta que puede que termine el día con mucho más de los 55 gramos máximos de consumo de azúcar que recomienda la Fundación Española de la Nutrición. Pero no piense que es el único. En España, se estima que el consumo por persona y día es de unos 120 gramos (entre 15 y 20 cucharaditas de postre al día). Pese al dato, nuestro país sigue siendo uno de los socios de la Unión Europea que menor cantidad de azúcar consume, frente a gigantes como Alemania, Reino Unido o EEUU.

